Sobre mí

Chris Albasán

Mi nombre es Chris Albasán. Nací cierto día de noviembre del siglo pasado y descubrí las motos cuando aún era muy niño. Me crié en el norte, entre montañas y bosques, una tierra perfecta para disfrutar de las carreteras y los paisajes.

Recuerdo mi primera motocicleta de cross, de batería, pequeña y ruidosa; y como disfrutaba de ella en la finca en la que me crié. Durante esos años, veía con deseo la BMW 650 GS de mi tío, que me parecía algo inalcanzable por tamaño y peso. Supongo que la percepción de aquel niño tuvo algo que ver. Recuerdo ir al colegio en la vespa de mi madre, sin casco. Qué inconscientes éramos. Y también recuerdo la vespa y el sidecar de mi abuelo, una pequeña joya que nunca supe dónde acabó.

Fui creciendo y el sueño de la moto se desvaneció. La edad y las responsabilidades hicieron que dejara de haber tantas motos en la familia pero cierto día, ya no recuerdo cuándo, una vieja foto de la vespa negra de la familia resucitó aquel sentimiento. En aquella época, los caminos de la vida laboral me trajeron a Madrid y me puse a buscar mi primera moto comprada con mi dinero. Una Monster 797, con ella disfruté de la sierra oeste de Madrid, el Atazar, Sacedón y un largo etc. una pequeña joya de la que guardo muy buen recuerdo. Sin embargo, poco a poco se me fue quedando pequeña. Necesitaba algo más grande y llegó a mis manos, casi de imprevisto una Ducati Supersport, Athena. Con ella comencé a viajar, no largas distancias, pero lo suficientemente grandes como para acrecentar mi amor por viajar en moto. Con ella hice Pirineos, la Tres Valles, Bayona a Baiona, por nombrar unas pocas. Los días en moto parecían más días.

Durante esa época cayó en mis manos Los viajes de Jupiter, la crónica de Ted Simon alrededor del mundo que hizo que me interesará aún más por los viajes de larga distancia en moto. Con ello empecé a ver documentales, como Long way round, Long way up y a muchos moteros viajeros que narran sus crónicas en youtube. Estaba decidido. Necesitaba una moto más viajera.

No vendí a Athena, aún la tengo, pero llegó a mi garaje, esta vez queriendo, una BMW R1250GS, Atlas. Con ella hemos hecho, pruebas de resistencia y el mítico gran viaje europeo a Cabo Norte. Una experiencia que me ha cambiado para siempre y que decidí, todos los años, explorar una parte del viejo continente.

Así pues, no me entretengo más. Mi Atlas esta esperando que pinte nuevas carreteras por las que viajar durante este año. Nos vemos en Un Atlas para el Sábado.

Llegando a la Osos 1000