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Osos 1000

La Osos 1000 es un desafío motociclista que tiene lugar en Asturias. Un evento no competitivo que pone a prueba la resistencia de los pilotos que tendrán que recorrer 1000 kilómetros, durante un máximo de 20 horas, toda la geografía asturiana. 

Esta aventura comenzó como comienzan todas las aventuras, con las ganas de vivir una nueva experiencia y ponerme a prueba. Buscaba un desafío de resistencia desde hace tiempo y aunque hay varias a lo largo de toda la geografía española, ninguna coincidía con lo que buscaba. ¿Y qué es lo que buscaba? Pues algo relativamente cercano a donde resido, que suponga realmente un reto y que no fuera excesivamente popular para evitar la masificación. Con estas premisas encontré la primera edición de la Osos 1000. Perfecto. ¡A por ello!

La Osos 1000 tuvo lugar los días 8 y 9 de Octubre y cuenta con tres modalidades: 1000km, 500km, 200km. Además, con la inscripción nos obsequiaban con una camiseta, un pin si completábamos el desafío, un pasaporte donde iríamos sellando el paso por los diferentes checkpoints, alguna pegatina del evento y un silbato para ahuyentar a los animales salvajes de la zona. Esto me hizo gracia y me llamó la atención a partes iguales. ¡Esperemos no necesitarlo!

La llegada a la Osos 1000

Obsequios Osos1000
Pack de bienvenida Osos 1000

Llegamos a Oviedo el día 8 de Octubre y nos acercamos a recoger nuestro dorsal, el 140. Según íbamos llegando al parking de donde saldríamos la madrugada del día siguiente el volumen de motos se hacía más y más intenso. Al llegar, me sorprendió mucho la buena organización. Las motos perfectamente ordenadas, sin apelotonamientos; la recogida de dorsal, rapidísima; distribución del track por tramos y dudas; resueltas al instante. Un diez. Nos quedamos un rato hablando y conociendo un poco a los asistentes ¡algunos venían hasta de Suiza! Un poco de música, un par de bebidas para refrescar el gaznate y al hotel a dormir. ¡Mañana nos esperan 1000km!

Me encuentro en la recta de salida de la Osos 1000. Los moteros salen cada minuto de seis en seis. Por mi dorsal, me tocaba a las 6:23. Son las 6:20. Los nervios son insoportables. Siento mi respiración dentro del casco acelerarse. 6:21, una mujer se acerca y me hace un par de fotos. Ya veo la salida. 6:22, me mandan colocarme en la salida con otros cinco moteros. Mi ojos y mi mente solo piensan en la primera curva. Compruebo los reglajes de la moto una última vez. Miro el reloj de la organización. Quedan 10 segundos para las 6:23. La noche nos envuelve, el tenue vaho en la visera, embrague, primera engranada, los motores aceleran y dejo de escuchar los demás sonidos de la escena. Nos dan la salida y en ese instante los nervios desaparecen. Empezábamos a descontar metros. 

Comienza la Osos 1000

Primera etapa de la Osos 1000

La primera etapa discurrió a las afueras de Oviedo dirección norte pronto el grupo se deshace. Quedamos una multiestrada, una monster 1200 y mi Atlas. El ritmo es alegre, quizás algo excesivo para las condiciones climáticas y de la carretera pero la adrenalina hace que nuestros reflejos estén en buena forma, por ahora. En los primeros kilómetros adelantamos a varios grupos de moteros. Algunos por ritmo, otros porque se habían equivocado en algún desvío. Yo confío en el OsmAnd Maps (mi aplicación de GPS) que, como descubriré a lo largo de la jornada, es una aplicación muy buena para este tipo de eventos.

Pasamos por Barredo, Posada, Villabona, las afueras de Gijón. Poco a poco el sol nos fue dando los buenos días y la temperatura iba subiendo. Era de agradecer. Seguimos al norte dejando la costa a la derecha, Avilés, Cudillero, hasta llegar a Luarca donde estaba nuestra primera parada. 166 km para comenzar. Los tres moteros que habíamos salido de Oviedo tomamos un café caliente y un pequeño bollo mientras nos conocíamos (no habíamos hablado hasta ese momento), sellamos el pasaporte y sin esperar mucho más, continuamos la marcha.

Segunda etapa

La segunda etapa de la Osos 1000 nos llevo hacia el oeste. El sol calentaba nuestras espaldas y vimos alguna que otra caída sin más consecuencias que el orgullo herido. Las carreteras eran de todos los tipos, colores y sabores. Rápidas de curva abierta, rotas, recién asfaltadas, limpias, sucias, comarcales, nacionales y, por supuesto, muchos, muchos puertos. No había tiempo de aburrirse. Así, seguimos dejando atrás Ortiguera, Viaveléz, Casariego donde giramos al sur rozando la frontera con Galicia. Continuamos por Carbayo, Vijande, San martín de Oscos y de nuevo al norte  para terminar en Boal. Sumábamos 138 km a nuestro contador.  

Tercera etapa

Tocaba medio día. La tercera parte de la Osos 1000 nos llevó de Boal a San Antolín de Íbias. Atravesamos el Alto del Torzo, El Alto de los Cándanos, el collado de Santiellos, el Puerto del Palo, el puente del infierno, el pozo de las mujeres muertas y el alto de Valvaler. Habíamos hecho 132 km más. No hubo ninguna novedad salvo algunas fotos de los paisajes sin detenernos demasiado. Aún quedaban muchos kilómetros, no habíamos llegado ni a la mitad. Al terminar esta etapa vi oportuno comer uno de los sandwiches que llevaba para reponer fuerzas. Un café y un complemento a base de cafeína hicieron las veces de comida. Había que continuar. 

En un tramo de la Osos 1000
En un tramo de la Osos 1000

Cuarta etapa

La cuarta etapa de la Osos 1000 nos dirigió al centro de la comunidad. Desde San Antón de Íbias, seguimos dirección a Las Cruces dejando a nuestra derecha el Pico Seitón de 1489m que nos llevó al Puerto del Connio. Los kilómetros avanzaban entre curvas, bosques y montañas. Asturias es un paraíso en la tierra. Estoy enamorado de esta tierra. Proseguimos la etapa atravesando el puerto de Cerredo dirección Cangas de Narcea donde paramos a repostar. Seguiremos el curso del río Narcea pasando al lado de su central hidroeléctrica para terminar la etapa en Belmonte. 113 km, ha sido corta y rápida. Sellamos el pasaporte y ya tenemos la mitad hecho. Son las 4 de la tarde. Vamos bien de tiempo, una medía de 66km/h 

Quinta etapa de la Osos 1000

Con el ánimo renovado por haber completado ya la mitad de la Osos 1000, un nuevo tentempié y a continuar. Etapa cinco, 80 kilómetros. Sería fácil. Los bosques verdes hicieron su aparición. Frondosos, verdes, perennes testigos de esta antigua tierra. Precioso. Por el camino nos encontramos con un rebaño de vacas en medio de la carretera que nos hizo detenernos. En cierto instante, algo las asustó y comenzaron a correr siguiendo la carretera que me hizo sentir por un momento como si de un pastor se tratara. De pronto, encontraron un camino ascendente a la derecha y como aparecieron, se fueron entre la espesura. Uno de los grandes momentos del challenge. Continuamos en dirección a uno de los puertos más bonitos de Asturias, el alto de la Cobertoria para terminar en La Pola. Se acercaba la hora de la cena.

Sexta etapa

Mis inesperados compañeros de la Osos 1000
Mis inesperados compañeros de la Osos 1000

La Osos 1000 no es fácil. Comenzaba la sexta etapa y el cansancio empezaba a aparecer. Encendí la música para intentar distraerme del dolor de espalda y algo más. Por suerte, Atlas, mi moto, es bastante cómoda. Desde la Pola, serpenteando pasamos Cabañaquinta. En esta etapa algo paso con la aplicación GPS y me separé de mis compañeros y mi camino paso a ser más offroad. El suelo mojado, con hierba, mezclado con un poco de barro fue una prueba que no me esperaba a estas alturas. Ponemos el modo offroad y disfrutamos media hora de algún que otro derrape. Esto me animó bastante. Seguimos hacia Pola de Laviana y el camino se vuelve muy revirado. En este momento me junté con otro motero con el que nos turnamos para hacer de liebre. Esa complicidad con el compañero que también sabes que las fuerzas le empiezan a fallar.

Séptima etapa

La noche se nos hecho encima y atravesamos el desfiladero de los Beyos en plena oscuridad. Una pena porque es una de las mejores carreteras de España. El río a la izquierda, el muro de piedra a la derecha y una sucesión de túneles estrechos dieron con el final de nuestra etapa en Cangas de Onís. Cenamos algo y, de nuevo, cafeína para terminar. 

Lleno de nuevo la moto y mis compañeros de la Osos 1000, las dos ducatis, vuelven a aparecer. Charlamos un rato y al ser de noche decidimos ir juntos. Yo lidero. Séptima etapa. Es noche cerrada, más allá de las 10 de la noche y el ritmo ha bajado. Siento como la cafeína hace efecto y tiramos dirección a Arenas de cabrales. La carretera hasta ese punto fue fácil. No así los siguientes 40 kilómetros. A partir de ese pueblo la carretera se complica. En dirección este llegamos hasta Andinas y allí, dando un rodeo, ponemos dirección a Llanes. Es la hora de las brujas, las doce de la noche. Nos queda poco tiempo. Solo una etapa por delante

Tramo de la Osos 1000 de noche
Tramo de la Osos 1000 de noche

Octava y última etapa de la Osos 1000

La última pensaba. La última etapa de la Osos 1000. 114 kilómetros donde damos gracias a que las carreteras de montaña se convirtieron en carreteras nacionales. Más aburridas pero más seguras. El frio era intenso y los moteros que nos íbamos encontrando cerca de la meta nos hablaban de su cansancio. No con palabras, pero sus gestos eran evidentes. Pasamos Ribadesella, Villaviciosa, bordeamos Gijón, y ya solo nos quedaba llegar a Oviedo. Vi a algunos pilotos parados a pocos kilómetros de la meta, no más de 30, parando a descansar porque las manos, la espalda y el sueño ya no les respondían bien. Les damos agua y charlamos con ellos. Les invitamos a que nos sigan. Hacemos de nuevo de liebre.

El final de la Osos 1000

Y se acerca la meta, allí esta Oviedo, la sensación es indescriptible y casi lágrimas brotan de mis ojos. Mi marcador de ruta marca exactamente 1000 kilómetros, 20 horas de viaje, 1:30 de descanso, 66Km/h de media. Cruzamos la meta y los aplausos por parte de la organización no se hacen esperar. Bajamos y nos abrazamos. Lo habíamos conseguido. La Osos 1000 terminada. Agradezco a mis compañeros de ruta la ayuda prestada y nos sacamos unas fotos mientras la organización nos sella el último checkpoint en el pasaporte y nos dan el pin de finalistas. La sonrisa no se va de mi cara. Mil malditos kilómetros.

Unos cuantos minutos aplaudiendo a los que llegaban detrás nuestra y la charla final comentando la ruta. Los tramos difíciles, los vistosos, los fáciles, los aburridos y los divertidos. Decenas de conversaciones se entremezclaban pero era la 1:30 de la mañana, había que ir a descansar. Con un fuerte abrazo me despedí de mis compañeros y de la organización. El hotel espera. Es obligado descansar. Alcanzo el hotel a las 2 am, me desvisto con dolores y miro mis manos doloridas, entumecidas y marcadas. Me tumbo a dormir y no me había dado cuenta del cansancio hasta este punto de relajación. El sueño se apropia de mí.  Hemos hecho la Osos 1000, mañana será otro día. Hay que volver a mi tierra. 

Ruta Osos 1000
Ruta Osos 1000

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